La cerveza (del
Celto-Latín “cerevisĭa”)
es una bebida,
no destilada,
que se fabrica con granos de cebada germinados
u cereales
que se pueden fermentar en agua con
levadura (básicamente Saccharomyces
cerevisiae o Saccharomyces
pastorianus) y se aromatiza a menudo con lúpulo, entre otras plantas.
De ella
se conocen múltiples variantes debido a las diferentes formas de elaboración y
a los ingredientes utilizados, generalmente presenta un color ambarino con
tonos que van del amarillo oro al negro pasando por los marrones rojizos. Se le
considera gaseosa porque contiene disuelto CO2 en
saturación, que se manifiesta en forma de burbujas a la temperatura ambiente y
suele estar coronada de una espuma más
o menos persistente. Su graduación alcohólica puede
alcanzar hasta los 30 %
vol., aunque principalmente se encuentra entre los 3 % y los 9 % vol.
En la Baja
Edad Media, se originó la costumbre de cocer el mosto con flores de
lúpulo, a partir de entonces nació la bebida que hoy identificamos como
cerveza, distinta a la malta, tal costumbre se originó en Alemania hace
unos mil años, El lúpulo sustituyó a los aromatizantes hasta entonces
utilizados, dando a la cebada fermentada alcohólicamente su amargor
característico, contribuyendo decisivamente a su conservación, además obra como eficaz antiséptico
y estabilizador, también sirve para detener la fermentación acética y
clarificar el líquido, causando la precipitación de las sustancias albuminosas.
Los primeros testimonios sobre el uso del lúpulo se remontan a la Alemania del
siglo XI, con motivo de los impuestos por el uso del allí llamado grut,
o gruit (conjunto de
yerbas utilizadas en la elaboración de la cerveza, luego sustituido por el
lúpulo).
Mrs. Tritton señala en su manual que,
para elaborar cerveza en vez de vino de malta, basta añadir lúpulo y un
fermento de los usados para elaborar cerveza. En el caso del vino de malta, se
suprime el lúpulo y se utiliza fermento de vino en vez de fermento de cerveza,
el lúpulo identifica tanto o más la individualidad de la cerveza, que la de
otros cereales. Tampoco tienen la consideración de cerveza, ni se llama
cerveza, pues carece de lúpulo, el fermentado alcohólico, de unos 7 % vol.
del que se extrae por destilación el whisky.
Además del vino de malta,
existen otras bebidas alcohólicas con características diferentes pero
fabricadas también a base de almidón fermentado, que cuando no tienen un nombre
específico, como es el caso del “sake”, son asimiladas a cervezas. En este caso se añade un
complemento al nombre de “cerveza” a
fin de evitar malentendidos por ejemplo, cerveza de banana. La cerveza sin
alcohol es un caso especial ya que su grado alcohólico es despreciable o nulo.
Se podría clasificar el “sake” como cerveza de arroz,
aunque hay varias diferencias, si se adoptase un criterio analógico, la cerveza
es para los europeos lo que el “sake” para los japoneses, en
sentido analógico, la cerveza también puede ser clasificada como un “sake”, las
clasificaciones analógicas suelen rechazarse por poco rigurosas, pues no
distinguen adecuadamente el género de la especie. No existe una palabra para
designar a todas las bebidas provenientes de cereales alcohólicamente
fermentados.
En Japón la cerveza, tal y
como se conoce en Occidente, fue inicialmente un producto importado, hoy en día
existen fábricas de cerveza japonesas y para designar dicha bebida se adaptó la
locución “bier” a dicho idioma como “biiru” Aunque para hacer
cerveza se utiliza muchas veces arroz, no sólo la elaboración es distinta, sino
también la fermentación., el fermento utilizado proviene de esos mismos
cereales, y está basado en las esporas del Aspergillus Orizae, un
hongo asexuado. Ese fermento se llama “koji”. Es palabra de origen
japonés, pero que se utiliza en cualquier idioma, si se quiere designar ese
fermento. El koji no incluye sólo el Aspergillus
Orizae, relativo al arroz, sino también otros como el “A. sojae” relativo
a la soja. Tiene la virtud de hacer fermentar en alcohol no sólo la sacarosa,
sino también la lactosa. También es distinta en consecuencia la preparación del “wort”.
En una cultura cervecera en la que se efectúan clasificaciones tan sutiles como
la distinción entre “ale” y “beer” sería muy difícil clasificar
el “sake” como una de ellas
A diferencia de las bebidas
obtenidas a partir de zumos de frutas fermentados, como los vinos, en la cerveza el cereal de base no contiene originalmente ni agua ni azúcar, caracterizando ambas carencias el proceso de
elaboración. Para conseguir azúcar a partir del almidón del cereal, es
necesario primero modificarlo mediante el malteado y sumergirlo en agua a la temperatura
adecuada a fin de completar la conversión. El líquido resultante, compuesto de
azúcares, proteínas y residuos procedentes del cereal, se filtra,
se hierve vigorosamente y se le añade el lúpulo en caliente, aunque también
existe la costumbre de lupular en frío, operación que consiste en añadir las
flores al mosto frío, ya sea en las cubas de fermentación o bien en las de
almacenamiento. Una vez enfriado a una temperatura que permita el desarrollo de
las levaduras, se añaden éstas y se inicia la fermentación que
producirá el alcohol y el dióxido de carbono.
ETIMOLOGÍA
Existen varias opiniones:
Joan Corominas, dice
que “cerveza” proviene del latín “cervêsïa”,
que a su vez toma esta palabra del galo, un idioma celta. La raíz celta parece estar
emparentada con el galés “cwrw”
y el gaélico “coirm”. Por “cervoise” entiende el Petit Larousse Illustré de 1918 “cerveza
de los antiguos galos”.
Phillippe Duboë-Laurence y Christian
Berger (El libro del
amante de la cerveza), sugiere que “cervoise”
viene de “cerevisia”, pero
luego añaden que esta voz vendría de “Ceres”, diosa latina de la tierra y los cereales,
y de “vis”, la fuerza. Tal
etimología pertenece a ese género de etimologías de fantasía que los filólogos
no toman en serio. En cualquier caso, está plenamente aceptado que “cereal”
proviene de “cereales”, que
designa aquello perteneciente a la diosa Ceres, a la que se representa con
espigas de trigo en la mano.
En todo caso, la raíz común es fácilmente
apreciable en sus voces española “cerveza”, portuguesa “cerveja”, catalana “cerveza”,
gallega “cervexa” y extremeña “cervécia”, en otros idiomas europeos
se emplean derivados de la misma raíz que la palabra germánica “bier”, como es el caso del inglés “beer”, francés “bière” e italiano “birra”. En inglés también se utiliza
la palabra “ale". Charlie
Papazian, con gran erudición filológica, sostiene que “ale”
significaba originariamente hidromiel “mead”
en inglés— muy rebajado con agua, mientras el hidromiel fuerte era denominado “biuza”.
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